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Especial >> Así lo Vivimos: un año de aprendizaje en la familia tomasina

25 Marzo 2021

El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró como una pandemia el brote de COVID-19, trece días después, el 24 de marzo, los colombianos iniciamos la cuarentena obligatoria, que para entonces se extendería hasta el 13 de abril del mismo año; a partir de esa fecha emprendimos la adaptación a lo que se ha convertido en un año que sin duda nos cambió la vida, por la incertidumbre, por la pérdida de nuestros seres queridos, por la transformación en la forma de habitar los espacios, de comunicarnos, de estudiar y de trabajar.

Ha transcurrrido un año desde aquel 24 de marzo y junto con el cumplimiento de las actividades programadas, pese a los tropiezos propios de un terreno por todos desconocido, en la Universidad Santo Tomás logramos “pasar a la otra orilla” y aquí estamos, presentando el especial Así lo vivimos, un año de aprendizaje en la familia tomasina, creado por el Departamento de Comunicaciones y el Área de Seguridad y Salud en el Trabajo, del Departamento de Gestión del Talento Humano, cuyo propósito es realizar un recorrido por los principales hechos que sucedieron durante este tiempo en la Sede Principal Bogotá.

Y es que entre los anuncios del Gobierno Nacional, los decretos de la alcaldía de esta ciudad y la incertidumbre en todo el territorio colombiano, la Universidad Santo Tomás lanzó el 23 de marzo un primer comunicado a todas las sedes y seccionales, donde se estipularon algunas recomendaciones tales como la continuidad de la Presencialidad Mediada por Tecnología (PMT), para asegurar el desarrollo de las clases; y la puesta en marcha de mecanismos permanentes con recomendaciones de salud y seguridad en el trabajo, principalmente en los posibles riesgos que se produjeran por el trabajo en casa.

Previo a que esto ocurriera, la comunidad universitaria tenía otros planes: además de las actividades del calendario académico, los talleres, eventos, seminarios y simposios, como familia tomasina nos alistábamos especialmente para celebrar los 440 años del Primer Claustro Universitario del país, con una serie de actividades que desde lo presencial involucraran a todos los integrantes de USTA Colombia durante todo el año. Sin embargo, los planes cambiaron, no en su esencia pero sí en su forma; en medio de una carrera contra el tiempo, los tomasinos nos vimos en la urgencia de replantearnos la manera de continuar con el desarrollo de las actividades académicas y el cumplimiento de la labor administrativa. El objetivo era claro: asegurar la continuidad de lo planeado, mientras aprendíamos cómo flexibilizar y diversificar las estrategias académicas; así como adaptarnos a las nuevas formas de trabajo.

En redes sociales y en los medios nacionales e institucionales leíamos mensajes sobre el lavado de manos, sobre mantener la distancia, sobre cómo cubrirnos el rostro al estornudar; y especialmente sobre la necesidad de protegernos y de cuidar a los nuestros, a nuestros niños y adultos mayores. Mientras tanto, y haciendo uso (y honor) de los hashtag #ViveSantotoEnCasa y #LaSantotoNoSeDetiene, todos los departamentos, institutos, divisiones, facultades y dependencias administrativas, en la medida de las posibilidades continuaron con la ejecución de las actividades ya programadas; y desde un trabajo responsable, creativo, solidario y humanista, abrieron paso a la puesta en marcha de nuevos escenarios de aprendizaje.

En la USTA vimos el rostro de la fraternidad con campañas como la Solidaridad Tomasina y #YoTeApoyoTomasino, con las que se auxilió el fondo de becas para estudiantes de la Universidad y se otorgaron bonos de alimentación, bonos de conexión a internet y apoyamos a varios estudiantes, colaboradores y docentes con el préstamo de equipos de cómputo; pensando en el bienestar en tiempo de pandemia, cada inicio de semana fuimos motivados para ser parte de los cronogramas deportivos y culturales; nos sentimos acompañados con las recomendaciones para trabajar en casa que aseguraban el cuidado físico y de nuestra salud mental.

Así mismo, logramos celebrar los 440 años de la Universidad, las actividades programadas se realizaron superando las expectativas, gracias a la participación constante de toda la familia tomasina en cada uno de los retos propuestos para cada mes.

El Mensajero llegó del futuro para recordamos que la USTA se prepara para la reacreditación Multicampus; docentes y estudiantes procuraron la mejor forma para la realización de las clases; dedicamos nuestro esfuerzo hacia el cuidado por el medio ambiente con las Botellitas de Amor; nuestros estudiantes recibieron su título profesional en ceremonias de grado virtuales y presenciales; también hubo espacio para reflexionar sobre el tiempo de transformación y, al mismo tiempo, muchos recibimos acompañamiento espiritual.

Desde el inicio de la pandemia hasta hoy, y los días que se avecinan, juntos como familia tomasina hemos logrado adaptarnos al cambio, hemos atravesado un periodo de aprendizaje y en nuestra Universidad continuamos aunando esfuerzos que se materialicen en la adaptación de la infraestructura física y teconológica, para consolidar nuestro aporte al desarrollo del país bajo la premisa de cuidarnos y no bajar la guardia.


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