También, se contó con la participación de los panelistas José Duván Marín Gallego. PhD., Docente del Doctorado en Educación, Rubén Dario Vallejo Molina. PhD., Docente de la Facultad de Filosofía y Letras y Alexander Jiménez. PhD, Decano Mecatrónica. Escuela tecnológica Instituto Técnico Central y los estudiantes Oscar Sierra y Ángel Becerra del Instituto Técnico Central.
El propósito del evento radicó en analizar el papel que juega la creatividad en la escuela del siglo XXI, en cuanto al currículo en torno a las diversas áreas de formación, la evaluación del aprendizaje en y fuera del aula de clase, la didáctica como secuencia pedagógica, la incorporación de las TICS en el proceso de enseñabilidad y aprendizaje, el desarrollo científico en torno a la ciencia y la tecnología, el comportamiento social y lúdico para propiciar aprendizajes significativos.
El foro abordó la problemática sobre el papel y apropiación del método científico en el ámbito del currículo del siglo XXI, en la que se espera del aprendiz capacidad de indagación, de curiosidad y de investigación. Por tanto, el docente debe superar la transmisión de conocimientos con un enfoque de contenidos, para pasar a una escuela con mentalidad científica, en la que el ingenio y la creatividad contribuyan a descontruir y construir conceptos, teniendo como referente el contexto social, cultural, político y económico de las regiones y el país.
Por otra parte, la escuela requiere de maestros audaces para pensar el currículo con un sentido problematizador. Esto significa concebir el aula como un escenario de proyectos investigativos, en la que el aprendiz tenga la posibilidad de plantear problemas y de soñar mundos que otros no pensaron, a través de estrategias pedagógicas y didácticas que faciliten una formación integral de las áreas de conocimiento, lo que implicaría repensar la enseñabilidad y la educabilidad, según las necesidades del mundo actual local y global, los intereses de los aprendices y el ideario curricular de la escuela en un mundo caótico y cambiante. En otros términos, la escuela tiene que reinventarse y cambiar las posturas de un conocimiento reproductivo, por un aprendizaje de admiración y curiosidad, en torno al ambiente que lo rodea; ante una sociedad, cada vez, más tecnológica e inmediatista.