Este municipio, que cuenta con una población superior a los 20 mil habitantes, está ubicado en un terreno montañoso a 29 kilómetros al noreste de Pereira, es cafetero y el 90 % de sus tierras las riega los ríos Cauca y San Francisco. Se popularizó por enterrar a cientos de cuerpos que llegaron con el caudal del río Cauca hasta la vereda Beltrán, un punto conexo donde las corrientes cambian el curso y generan un atasco, allí quedan atrapados los cuerpos.

Beltrán no solo tuvo que cargar con las consecuencias del conflicto armado, sino con los altos índices de muertes violentas.

Sus habitantes saben que el municipio heredó un capítulo de la historia de Colombia al enterrar cientos de muertos que no eran los suyos. Según los reportes, casi tres veces más cadáveres que los de su propia tierra, tanto así que en 1990 fue catalogado como el pueblo más violento del territorio nacional. Pero esas páginas hoy hacen parte de la memoria histórica de un país que se recupera lentamente de 50 años de conflicto.

El documental es una iniciativa de las profesoras Daniela Mejía y Beatriz Enciso, quienes desde el semillero de investigación iniciaron un trabajo para establecer relaciones con las autoridades y las personas que vivieron los hechos.

Para Ricardo Guerra, director del documental, esta es una pieza audiovisual capaz de comunicar lo que sucedió con el único pueblo de Colombia que, sin juzgamiento social, decidió adoptar cientos de muertos. “Escuchar la experiencia de la médico legista que recogió 594 muertos, el papel de las autoridades, sentir el olor de la muerte, son elementos que permitieron construir la historia del documental”, expresa el director.

Vea la entrevista con el semillero Isegoría sobre cómo se elaboró el documental. 

Tomás García, uno de los 12 estudiantes de Comunicación Social que participaron en la producción, asegura que la importancia del documental es poder elaborar un proceso de memoria para que el país comprenda lo que pasó: “Hacer memoria es hacer conciencia, que la gente entienda lo que pasa en el país y que detrás de un pueblo hay una realidad que contar”.

El Centro de Medios de la USTA realizó el trabajo de postproducción del documental, estabilización de cámara, colorización, musicalización y animación, con el fin de crear un producto narrativo para contar una historia que conecte a las personas con una realidad desconocida. Victoria Bernal, Coordinadora del Centro de Medios, en compañía de Jaiver Nieves, son un equipo que cuenta con los recursos, los instrumentos y el conocimiento para apoyar este tipo de proyectos que realmente necesitan escucharse y verse más allá de las aulas de clase.

Vea el documental completo “Ríos de vida: santuarios de la memoria”.