Cada 23 de abril, gracias a la colaboración y planeación de los docentes del área de letras, es habitual recordar no sólo los procesos históricos, las transformaciones y la apropiación de la lengua castellana, o del idioma español, sino también su influencia en nuestra manera de ser y actuar como pueblos latinoamericanos. Y en el 2020 de una manera atípica debido a la situación coyuntural, estamos justamente recordando aquello que nos identifica como comunidad hispanohablante en el mundo entero, pero a la vez, es una oportunidad para destacar el papel que juegan todas esas lenguas e idiomas ancestrales que por fortuna, nuestras comunidades indígenas latinoamericanas y caribeñas aún conservan y mantienen como patrimonio inmaterial para la humanidad.
Gustavo Adolfo Bécquer decía que ese vehículo de comunicación llamado lenguaje, casi siempre se queda corto, especialmente cuando intentamos expresar muchas cosas de lo que sentimos, pensamos o anhelamos. En su recital de poemas, de manera especial Rima I, nos dirá que incluso son los silencios y los gestos, la manera en que podemos expresar mejor aquello que queremos comunicar a los demás, pues, nuestros pensamientos y sentimientos no quedan reducidos a las palabras o géneros literarios empleados:
"Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirle, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es luchar, que no hay cifra
capaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!,
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas." Rima I.
En orden de ideas, y teniendo en cuenta que son muchas las ideas o las reflexiones que surgen a propósito de esta crisis mundial, quiero no sólo saludarles, sino también motivarlos y animarlos para que a través de las distintas manifestaciones que nos permite justamente el lenguaje, comuniquemos al mundo que, después de aprender tanto de esta situación de aislamiento preventivo obligatorio, no sólo "saldremos de esta", sino que también hemos de ser mejores personas: ¡humanos, verdadera y auténticamente humanos!
Feliz y bendecido 23 de abril para cada una y cada uno de ustedes. Con sentimiento de aprecio y respeto, atentamente,
Fray Hernán Yesid RIVERA ROBERTO, O.P.
Decano de División de Filosofía y Teología