Conocí el emprendimiento desde muy chica, inclusive cuando no lo llamaban así. “Soy independiente”, contestaba mi mamá cada vez que le preguntaban cuál era su profesión. En ese tiempo no entendía porqué ella se demoraba tanto en el trabajo, porqué no tenía ni un día de descanso y tampoco sabía porqué unos días estábamos bien económicamente y otros no. En fin, a mis casi 17 años lo entendí todo. 

Vengo de una familia de emprendedores que no tiene límites cuando de querer algo se trata, que construyen su capital a punta de esfuerzo y muchos sacrificios, y enmarcan las fotografías de su crecimiento como muestra de orgullo y felicidad. Entonces, cuando supe la razón por la cual teníamos una vida diferente a las familias de mis amigos, valoré y honré el recorrido de mis padres.

Fue así que más tarde me propuse seguir sus pasos. Quería tener una compañía, no solo por lo que ya había visto qué significaba ese gran logro, sino por lo que representa para mí: quería ser dueña de mi tiempo y mi destino, quería generar cambio, quería tener un equipo de trabajo que vibrara mi con propósito, quería liderar y quería encontrar motivación para levantarme todos los días. 

Así pues, di el primer paso: tomar la decisión de vida. Di el segundo: entrar a estudiar Administración de Empresas, y aunque todo iba como lo había planeado, en el camino descubrí una cosa que me apasionaba igual que el mismo emprendimiento: los viajes. Comenzaron los cuestionamientos, mis objetivos empezaron a modificarse, entré en la crisis de los 25 y forzosamente tuve que hacer una pausa. 

Al hacer esa pausa y volver a reencontrarme conmigo misma, tuve una nueva visión que complementaba mi objetivo inicial. Quería un hotel, quería crear espacios en donde la gente pudiera vivir experiencias memorables y que además sirviera de plataforma para enseñar nuevos estilos de vida.

Y fue en 2019, con mucho esfuerzo y con años de sacrificio, tal como me enseñó mi familia, cuando nació Salvia: un glamping que ofrece la experiencia de acampar con las comodidades necesarias para disfrutar de los encantos de la naturaleza. 

En Salvia amamos trabajar con un propósito de frente y tener premisas que nos brinden caminos claros, es por eso que todos los días nos esforzamos por comunicar bienestar, respeto por la naturaleza y nuevos hábitos de vida sostenible. Estamos seguros que con nuestras acciones podemos generar cambios positivos en las personas y en el mundo entero.

Al finalizar hablo en plural y no precisamente porque tenga un equipo de trabajo enorme, que ojalá lo tenga pronto, sino porque Salvia, no solo soy yo, son mis papás que me han brindado su apoyo; es mi hermana que ha confiado en mí; es mi novio que me motiva constantemente; y es mi mejor amiga quien me da el empujón final.

Ellos fueron los encargados de demostrarme que si quieres hacer algo grande y de impacto, debes tener personas a tu lado que te ayuden a lograrlo. 

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