Sinergia es el resultado del proceso de autoevaluación, en busca de un mejoramiento continuo. Así surge como un proceso introspectivo de cara al futuro: identificando la brecha entre lo que tenemos y lo que necesitamos para cumplir nuestros objetivos. ¡A la luna no se llega en barco!
Si bien considero que estoy abierto al cambio, que busco estar en constante movimiento, dispuesto a aprender, desaprender y a mejorar, cada vez que tengo la oportunidad de exponerlo, manifiesto, de manera radical, que si fuera por mí no hubiera alentado un cambio tecnológico, debido al inmenso impacto que estas transformaciones tienen en las organizaciones, tales como el desgaste de las personas, los fracasos naturales que se sufren, las salidas a producción atrasadas, con inconvenientes e insatisfactorias, por mencionar algunas. Otra cosa distinta es si yo considero que la Universidad necesita entrar en un cambio de esa magnitud; ante esa perspectiva mi respuesta es un sí rotundo. La USTA merece y demanda, un cambio en su sistema administrativo y financiero, que le permita evolucionar y consolidarse como una de las mejores universidades del país, y como un referente de excelencia a nivel global. Dicho cambio nos servirá de autopista para acelerar y mirar hacia adelante, dejando de lado los huecos y la preocupación de cómo esquivarlos sin tener accidentes, viéndonos obligados a navegar a bajas velocidades.
No obstante, el real cambio no es en si el sistema. El verdadero cambio que nos permitirá navegar por esa nueva autopista y llevarnos a donde queramos, está en las personas quienes surcamos esa autopista. Somos nosotros los que debemos transformarnos primero y ampliar nuestra mirada. En ese proceso debemos apoyar a aquellos a quienes les cuesta más entrar en esa onda del cambio, para quienes el proceso es más lento, más difícil. Entender y aprender a trabajar con aquellos para los que la nueva dimensión es oscura, tenebrosa, angustiante y desequilibrante, guiándolos a que poco a poco encuentren el equilibrio y la luz ante una nueva realidad y se encuentren listos para unirse a nosotros.
La USTA nos necesita y ahora más que nunca, ¡somos la generación del cambio!