Por: Angie Carolina Torres Ruiz, docente de la Maestría en Planeación para el Desarrollo.
A inicios del mes de abril tuvo lugar el debate de coyuntura en torno al papel de los recicladores en el nuevo esquema de aseo de Bogotá. En el evento también se abordaron los retos que debe enfrentar la ciudad frente a las nuevas reglas de juego y de cara a la sostenibilidad urbana.
El debate contó con panelistas provenientes de diferentes sectores: ARB, Asorema y M&M, organizaciones de recicladores; concejales de Bogotá activos en el tema, Diego Molano (Centro Democrático) y Jorge Torres (Partido Alianza Verde); Beatriz Helena Cárdenas, Directora de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos —UAESP—; Sandra Pinzón, Directora Ejecutiva de Basura Cero Colombia y Carlos Parrado, consultor internacional especialista en servicios públicos.
El diálogo polifónico aportó lecturas diversas sobre el alcance del esquema y las materias pendientes. Aunque con dificultades, la ciudad ha avanzado en el cumplimiento progresivo del Auto 275 de 2011 de la Corte Constitucional en cuanto a la inclusión de la población recicladora en el sistema y en calidad de prestadora del servicio; en ese sentido, el nuevo esquema avanza a la hora de establecer reglas contractuales e instancias de conciliación claras para garantizar el servicio de aprovechamiento en cabeza de las organizaciones de recicladores.
No obstante los avances, las materias pendientes son gruesas: desconfianza y asimetría informativa entre las organizaciones, la institucionalidad pública y los operadores; falta de corresponsabilidad de la ciudadanía en calidad de productora de residuos, usuaria del servicio y protagonista de la separación en la fuente; vulnerabilidad de los recicladores no organizados; debilidad tecnológica e infraestructural de las organizaciones de recicladores y en ocasiones, debilidad y disputas entre estas; frágil coordinación entre operadores privados y organizaciones; fallas en la comunicación pública que requiere la implementación del esquema y sus diferentes audiencias y actores. Posteriormente, el modelo de disposición final de residuos y rellenos sanitarios, como Doña Juana, siguen siendo el plan A, aunque debería ser la última de las opciones.
El gran reto para el país es adoptar un compromiso con la transición al plan A más razonable de todos: el reaprovechamiento. Según los expertos invitados, este cambio requiere ajustes legales en la escala nacional y municipal; ajustes tarifarios, inversiones técnicas y tecnológicas, y cambios institucionales y culturales. Mientras damos un giro de 180° en la gestión de residuos, resulta indispensable profundizar el cumplimiento de las acciones afirmativas exigidas por la jurisprudencia de la Corte Constitucional en materia de inclusión social y productiva de la población recicladora.
Este encuentro, con un aforo cercano a los 400 asistentes, fue organizado por el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo —CIDER— de la Universidad de los Andes, la Dirección de Investigaciones de la Fundación Universitaria Los Libertadores y la Unidad de Proyección Social junto con la Maestría en Planeación para el Desarrollo de la Universidad Santo Tomás.