A lo largo de la historia se han presentado una serie de guerras y conflictos armados en los que la mayoría de países alrededor del mundo han visto involucrados, y en donde generalmente se valoran los daños y afecciones producidas a la población, infraestructura, economía y demás, dejando a un lado el medio ambiente. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se estima que en los últimos 60 años al menos el 40% de los conflictos internos han tenido relación con la explotación de los recursos naturales, y adicionalmente más de dos tercios de estos conflictos se han generado en zonas donde prevalece la biodiversidad.
En medio del conflicto y las guerras, el medio ambiente resulta ser uno de los más perjudicados, debido a que se explotan los recursos naturales de una manera desmedida e inapropiada. Generalmente estos recursos son extraídos debido al gran valor que representan (madera, diamantes, oro, esmeraldas, petróleo) o también debido a su escases (tierra fértil y agua dulce).
Colombia ha vivido por más de cincuenta años el conflicto armado, producto de una serie de inconformidades con las políticas e ideologías del gobierno tradicional. A raíz de esto se han presentado diversos episodios que nos permiten evidenciar el daño ambiental generado por estos grupos.
De acuerdo a un estudio realizado por el gobierno nacional entre el año 1999 y 2000, el 59% de la deforestación ocurrió en municipios de conflicto, y durante este mismo periodo se arrasó con más de tres millones de hectáreas de bosque. En cuanto a las fuentes hídricas, el 60% se vieron afectadas por la extracción ilícita de minerales como el oro y derrames continuos de petróleo.
En los últimos 35 años los oleoductos operados por Ecopetrol han sido atacados 2.575 veces, generando un derrame de 4.1 millones de barriles de petróleo aproximadamente.
Se estima que 75 toneladas de mercurio son liberadas anualmente a las fuentes hídricas a causa de la minería ilegal de oro.
A pesar del acuerdo de paz firmado en el año 2016, aún existen grupos subversivos que realizan actividades ilegales, que no solo afectan a la sociedad, sino también al medio ambiente.
Como ciudadanos podemos contribuir haciendo uso racional y responsable de los recursos naturales y promoviendo aquellas iniciativas que propicien el cuidado y la conservación de los recursos naturales de nuestro país.